En España las tertulias literarias tienen antecedentes antiquísimos, pues en tiempos de los moros ya se reunían los aficionados a las letras a discutir y oír poemas en Sevilla, Valencia, Granada y otras ciudades. La academi ...
En España las tertulias literarias tienen antecedentes antiquísimos, pues en tiempos de los moros ya se reunían los aficionados a las letras a discutir y oír poemas en Sevilla, Valencia, Granada y otras ciudades. La academia moderna tiene su origen en Italia, por el florecimiento de los literatos en el siglo XVI o por la protección de los príncipes. Las academias literarias son una reunión aristocrática y jerarquizada de hombres relacionados con la literatura y las artes que, previa convocatoria, se reunían para discutir con fervor. En la Edad de Oro, casi todos los escritores de la época pertenecieron a una academia literaria. Las sociedades literarias de entonces fueron tan populares que casi todos los escritores participaron activamente como miembros. A comienzos de aquel siglo, las academias se habían convertido en verdaderas fábricas de producción de versos. En esos momentos, casi todas las academias se reunían en las ciudades. Estas actividades literarias urbanas forman parte de la estética barroca, centrada en la difusión ideológica, tanto política como religiosa. Esto nos ofrece buena información sobre los gustos literarios que conservaron las escuelas poéticas de cada ciudad de la época áurea española. Cada academia tenía algunas reglas para mantener su asociación, en donde se pueden observar los criterios literarios para aplicar a los nuevos socios. Con el fin de mantener las reuniones, cada academia redactó sus reglamentos y aplicó severas sanciones a los académicos que las infringían. Las academias celebraron a veces certámenes, en los cuales se hacían ‘vejámenes' al final de las reuniones criticando a los poetas y al mismo tiempo sus obras. Esto provocó efectos de sorpresa e impacto en el público barroco. A lo largo del siglo XVII, las academias literarias se empezaron a teatralizar con la inclusión de elementos parateatrales y musicales. En comparación con las academias italianas y las francesas, las españolas mostraron un fuerte conservadurismo al restringir la participación de las mujeres y aceptándolas sólo como parte del público. Sin embargo, las tertulias españolas crearon un ambiente libre e igualitario, a través del uso de los pseudónimos y el sistema de rotación de los cargos entre los académicos. Esto ayudó a la literatura española a consolidar la base literaria para cosechar los mejores frutos de su historia aunque se viviera bajo la censura simbolizada por el Índice y la Inquisición de la Contrarreforma española. En el siglo XVIII, el rey Carlos III fundó la Real Academia Española, así que la gente empezó a utilizar la palabra 'tertulia' en lugar de 'academia'. En aquel entonces, los literatos españoles pudieron saborear la filosofía de la Ilustración en las tertulias. A partir de finales del siglo XIX, los escritores y pensadores se agruparon en las tertulias como Café Gijón, Café Lyon, etc. Por ejemplo, en Café Lyon, se abrió una tertulia de los políticos quienes eran figuras importantes de la República. Durante muchos siglos, los escritores hispanoamericanos recibieron unilateralmente las modas literarias desde Europa, pero a partir de la época del modernismo, dos mundos se influyeron mútuamente. Las tertulias de Madrid desempeñaron un papel importante para este intercambio cultural y literario entre ambos continentes.